Muy cerca, en Palamós, el Museu de la Pesca, ofrece un recorrido por la historia de esta actividad indisociable de los pueblos de la Costa Brava. El Museu del Suro, en Palafrugell, dedicado al corcho, o el Eco-Museu La Farinera de Castelló d’Empúries, una antigua factoría harinera, son dos magníficos ejemplos de museos centrados en el patrimonio industrial.
Pero si lo que nos interesa es el arte más reciente, el museo Dalí de Figueres nos conduce a través del surrealismo del genio ampurdanés, mientras que las exposiciones temporales de los fondos de la colección privada Carmen Thyssen de Sant Feliu de Guíxols constituyen otra atractiva propuesta artística.
Tampoco el mundo mágico de los juguetes queda fuera del patrimonio museístico de la Costa Brava, como podrá comprobar el visitante del Museu del Joguet de Catalunya, en Figueres.