Un paraíso mediterráneo
Con centenares de calas donde fondear, la Costa Brava es un destino que ofrece todo cuanto un navegante o un aficionado a los deportes náuticos puede esperar, tanto desde el punto de vista del ocio como de la restauración o los servicios especializados.
El litoral que se extiende desde las poblaciones de Portbou por el norte hasta Blanes por el sur a lo largo de 200 km, se caracteriza por un paisaje rocoso y una línea de costa muy variada, escarpada casi siempre, con altos acantilados pizarrosos, graníticos y calcáreos y profundas calas con fondos de roca, arena o algas, la mayoría de ellas accesibles en barco y donde es posible fondear y pernoctar.
Pero también por bahías como las de Roses o Palamós con largas playas de arena que constituyen un paraíso para los aficionados a la vela y los deportes náuticos.
El régimen de vientos está dominado en invierno por la característica tramontana en las zonas norte y centro, que puede llegar a soplar con fuerza durante varios días imprimiendo el carácter de esta costa y, en verano, por el térmico del suroeste, el agradable y refrescante garbí, que se establece a partir de mediodía y que hace las delicias de los navegantes a vela.
Bien comunicada por carretera, ferrocarril y por el aeropuerto de Girona-Costa Brava, el litoral de Girona acoge 18 puertos deportivos, todos ellos con modernas instalaciones y todos los servicios que el navegante que en ellos atraca pueda requerir, ya sea para una estancia larga como de paso hacia las Baleares u otros puntos del Mediterráneo.