Situado justo debajo del faro del cabo de Sant Sebastià, Llafranc es a la vez un puerto tranquilo y una cala familiar en un entorno único integrado en una playa de arena blanca, pinares y rodeado de espectaculares acantilados graníticos. Posee un calado de entrada de 5 metros y admite embarcaciones de hasta 14 metros con un calado máximo de 2,4 metros. La cala y el puerto están protegidos de la tramontana y se puede fondear fuera de la escollera del puerto, aunque en verano se instalan boyas. Con viento fuerte de levante no se aconseja la entrada debido al poco calado de la bocana. Dispone de la mayoría de servicios, pero no de taller mecánico, que se encuentra a tres kilómetros de la cala.
Durante los meses de verano destaca la actividad en vela ligera y dispone de tres centros de buceo en la misma cala.
